top of page

DESCONECTADO

Hoy en día el teléfono móvil a pasado a ser una extensión más de nuestra mano, algo sin lo que, al parecer, no podemos vivir. Sentimos la necesidad de tenerlo siempre cerca, de consultarlo cada dos por tres para ver si tenemos alguna notificación o incluso para mirar la hora, sin importar si tenemos o no un reloj en la muñeca.

Debido a la epidemia el uso del teléfono móvil se ha visto más justificado incluso se le ha llegado a otorgar un papel importante ya que ha sido nuestra única forma de mantener el contacto con nuestras familias, amigos y parejas.

Ahora nos hemos visto en la obligación de vernos a través de una pantalla por videollamadas de WhatsApp, FaceTime, Skype, zoom u otras aplicaciones de las mismas características. Y tenemos la suerte de poder hacer uso de ellas y así mantener el contacto con nuestros seres queridos, sentirlos más cerca.

Al ser conscientes de todas las horas que tiene el día y no saber cómo rellenarlas, los mensajes se han convertido en la vía de escape más utilizada por todo el mundo. Miles de mensajes en los 20 grupos de WhatsApp, más otras tantas conversaciones individuales; otros tantos mensajes en el messenger de Facebook o MD por Instagram, etc.

Al principio era comprensible porque había que comentar esta nueva situación, comprobar que todos estuviésemos bien, y preguntarnos <<¿por qué a la gente le ha dado por comprar tantísimo papel higiénico?>>.

Pero a medida que iban pasando las semanas los mensajes no parecen disminuir, la gente parece seguir con la misma necesidad de estar todo el día conectado al teléfono. Mi pregunta es, ¿de qué habla tanto la gente?

Me paro a pensar y me doy cuenta que antes de que ocurriese toda la situación de la pandemia la gente si tenía muchas cosas de las que hablar: cosas que le habían pasado en el trabajo, en las universidades, que habían discutido con sus parejas o habían visto a Fulanito con menganito, etc.

Al estar entrando y saliendo, al estar en contacto con otras personas es <<normal>> que <<siempre>> haya cosas que contar. Pero ahora que estamos todos en casa y que nuestras rutinas diarias suelen ser las mismas todos los días, ¿qué pasa para tener tantas conversaciones de horas todos los días con las mismas personas?

Yo nunca he sido de utilizar mucho el teléfono móvil. Estoy siempre es clases, ensayos, aprendiendo textos, canciones o coreografías nuevas, por lo que el poco tiempo libre que tengo no me gusta pasarlo pegado a la pantalla del móvil. Prefiero pasarlo con mis amigos o con la familia, o tranquilamente leyendo un libro nuevo que me haya comprado.

Con esto no quiere decir que no utilice el móvil, obviamente claro que si, pero me he dado cuenta que perdemos mucho tiempo estando tan conectados a él.

El uso del teléfono móvil, el ver tantos mensajes que responder y ver que aún llegaban más de personas diciéndome <<hay que ver que no me has respondido al mensaje del otro día>> o <<ya está otra vez desaparecido y no contesta>>, me ha llegado a crear tal ansiedad que decidí coger durante todo el día el móvil 1h como mucho. No iba a dedicarle ni un minuto más ni un minuto menos.

No siento esa necesidad de estar todo el día conectado. A mis amigos y familia siempre les he dicho: si es importante lo que me tenéis que decir mandarme un texto que ponga S.O.S y así sabré qué es importante. Pero el mero hecho de pensar que tengo que leer 150 mensajes de un grupo de WhatsApp hablando de <<una paloma se ha chocado contra una ventana>>, <<estoy deseando salir a la calle>>, o mensajes que no son <<realmente importantes>> me parece una perdida de tiempo y de energía.

Es importante saber que no porque alguien tarde en responder o no hable tanto por el teléfono con nosotros significa que le importemos más o menos. Porque esto es algo que mucha gente piensa. Pero lo cierto es que debemos aprender a quedarnos con los momentos que vivimos en persona, cuando estamos juntos, con cómo nos hacen sentir y cómo nos tratan, más que preocuparnos por la cantidad de mensajes o llamadas que recibamos de ellos.

Al igual que entiendo a esa parte de la población que si necesita estar conectada, creo que deberíamos pensar en esa otra parte que decide no pasarla pegada al móvil, que prefiere dedicar su tiempo a hacer otras cosas y que está bien que sea así. No hay que martirizar a esos amigos/as o familiares que no responden a los mensajes al instante o que incluso se llevan días para responder.


ree

Aprendamos a estar más conectados entre nosotros y más desconectados del móvil.



Entradas recientes

Ver todo

Comments


  • instagram
  • twitter

©2020 por SEMPITERNO. Creada con Wix.com

bottom of page